El caso de Félix

Problemas en el colegio… y en casa

Félix es un niño de ocho años que vino a consulta a causa de las dificultades de relación que presentaba en el colegio.

No se portaba bien, llamaba mucho la atención, insultaba a los compañeros y, cuando algo no le salía bien, decía muchas palabrotas. Al hablar con el colegio, nos pidieron que por favor realizáramos una evaluación del niño para ver si podía tener problemas con la tolerancia a la frustración, pues en cuanto tenía que borrar algo o el ejercicio no le salía bien, soltaba un montón de tacos e improperios, que, además de no ser propios de un niño de su edad, provocaban interrupciones en la clase.

En el ámbito social, la hipótesis del colegio era que las dificultades de relación con los niños ocurrían porque Félix insultaba mucho y decía muchas palabrotas y que, por eso, el resto de niños no querían jugar con él. Incluso algunos niños habían confesado que sus padres les habían dicho que no jugasen con Félix.

Hecha la evaluación, observamos que los tacos estaban integrados como parte normal de su vocabulario, y si, por ejemplo, se le preguntaba “¿Qué le falta al niño en ese dibujo?”, contestaba: “Al gilipollas del niño le falta el zapato”, y cuando se equivocaba en una pregunta su expresión, por ejemplo, era: “Joder, me cago en…”.

Se les pidió a los padres que hicieran registros de conducta, en los que apuntaran las situaciones que más les preocupaban de Félix: qué es lo que hacía y decía, dónde estaban, quiénes estaban presentes y lo que ellos respondían.

Al evaluar a la familia, nos dimos cuenta de que no se estaban atreviendo a verbalizar los insultos que había en casa, pero que el problema radicaba en que ellos, principalmente el padre, decía muchas palabrotas delante de los niños, y Félix lo copiaba.

El niño lo había interiorizado como algo normal y habitual; pensaba que “si mi padre lo hace, no estará tan mal”, por lo que una parte de la terapia fue trabajar con el padre de Félix su autocontrol y que modificara su vocabulario.

De lo contrario, el niño seguiría actuando así en el colegio y se iba a quedar sin amigos, dado que esa conducta hacía que el resto de los niños de la clase le rechazaran.

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