El caso de Enrique

Elegir el colegio adecuado

Los padres de Enrique acudieron a vernos cuando el pequeño tenía siete años de edad.

Estaban preocupados por las dificultades que mostraba en la escuela. Enrique era un niño muy inquieto, muy dinámico, y sus profesores se quejaban continuamente de su comportamiento en clase.

Se distraía con facilidad, molestaba a sus compañeros, a los que chinchaba continuamente, interrumpía a la profesora…

En el patio, la situación no era mucho mejor. Enrique no tenía un grupo fijo de amigos, sino que intentaba jugar con quien le dejaba y, como “chinchaba” mucho, muchos días los compañeros no querían jugar con él.

La respuesta de Enrique en estos casos era quitarles el balón o meterse en medio del juego para que ellos tampoco pudieran jugar, lo que agravaba aún más el problema.

Intervención con el colegio

En los casos en los que hay dificultades de aprendizaje, es muy recomendable contactar con el colegio, para que los profesores y orientadores nos den la visión del niño en el centro escolar.

En este caso, al hablar con el colegio, observamos que Enrique, dado el comportamiento tan disruptivo que presentaba, había saturado la paciencia tanto de los niños como de los profesores.

Se acordó con el colegio realizar una evaluación en profundidad de todas las áreas involucradas en los procesos de aprendizaje.

Encontramos que Enrique era un niño con un buen potencial intelectual, pero con muchos problemas de impulsividad y de atención.

El niño mostraba un comportamiento muy irreflexivo, apenas se paraba a pensar las respuestas o a resolver las tareas presentadas, contestando en muchas ocasiones incluso antes de que el examinador le terminara de leer el enunciado.

Además, tenía problemas para ponerse a trabajar él solo, y, debido a sus problemas de atención, necesitaba la supervisión continua del adulto para centrarse en las tareas, porque no era capaz de trabajar de forma autónoma.

Intervención en casa

Dadas las dificultades de Enrique, se trabajó tanto con el niño como con los padres.

A los padres les pedimos que realizaran registros de conducta, es decir, que anotaran toda la casuística de problemas que tenían con su hijo (apuntando el día y la hora, cuál era la situación, lo que el niño hacía o decía, y cómo reaccionaban los adultos que le rodeaban).

A partir de dichos registros, les proporcionamos pautas concretas para que supieran manejar a su hijo.

Intervención con Enrique

También trabajamos directamente con el niño:

Se le enseñaron técnicas de autocontrol y de tolerancia a la frustración.

Se le entrenó en Habilidades sociales, para que supiera cómo relacionarse de una forma más efectiva con los niños.

Se le enseñó a solucionar los conflictos con los amigos.

Se trabajó también la autonomía en el estudio y estrategias de atención.

Resultados iniciales

En poco tiempo, la situación en casa mejoró bastante, pero no fue así en el colegio.

Al evaluar en profundidad este aspecto, nos dimos cuenta de que las características del colegio al que acudía no le beneficiaban en absoluto.

Además, el rol de Enrique como “el trasto” y “el malo” de la clase estaba ya tan definido que le costaba poner en práctica las técnicas aprendidas o relacionarse de otra forma con los compañeros.

Con niños nuevos era capaz de poner en práctica las habilidades entrenadas en las sesiones de psicología, pero, en cuanto llegaba al colegio, él mismo se mimetizaba con el rol de trasto y niño problemático que tenía asignado.

Lo mismo pasaba con sus compañeros, quienes, sabiendo que siempre se metía en líos, le echaban la culpa de cuanto pasaba en el aula, aunque en ocasiones no tuviera nada que ver con lo sucedido.

Cambio de colegio

La situación estaba tan encasillada, tanto por parte de niños como de profesores, que Enrique necesitaba un cambio de escenario para poder relacionarse de forma diferente con los niños.

Aunque fue una decisión difícil, sus padres optaron por cambiarle de colegio a un centro que se adaptara mejor a sus dificultades.

Resultados finales

El cambio de Enrique fue espectacular:

Iba contento al colegio.

Sacaba buenas notas.

Hizo un montón de amigos.

Enrique necesitaba cambiar de entorno para poder despegarse de su etiqueta de niño conflictivo y empezar a comportarse de otra forma.

En el nuevo colegio pudo poner en práctica todas las habilidades y los recursos aprendidos a lo largo de la terapia.

El nuevo contexto le daba la oportunidad de construirse una nueva identidad, con la que él se sintiera cómodo y satisfecho.

Situado en Madrid, somos uno de los Centros de Psicología más grandes de España formado por un equipo multidisciplinar de Psicólogos, Psiquiatras, Logopedas y Neuropsicólogos, que nos permite trabajar con todos los rangos de edad y tipos de terapia.