El caso de Diego

Depresión

Diego tenía 12 años cuando sufrió un accidente a consecuencia del cual perdió totalmente la vista. Pero este accidente, esta circunstancia tan terrible, además de dejarle ciego, provocó que tuviera que abandonar su pueblo, lo que había sido hasta entonces su vida, sus amigos, su entorno y, lo más difícil, provocó que tuviera que dejar a sus padres y sus hermanos, para venirse completamente solo a Madrid. La razón de ese abandono de su medio natural, de lo que hasta entonces había sido su vida es que era en Madrid donde podría seguir un plan específicamente diseñado para conseguir –tal como ocurría con personas que habían perdido la vista como él– recuperarse al máximo, y trabajar todos sus recursos, todas sus habilidades y competencias, hasta lograr ser autónomo y conseguir la máxima independencia posible.

Sin duda, aquellas circunstancias no parecían ser las mejores…, pero cuando vi a Diego por primera vez, nuestro amigo tenía 35 años, venía con su perro guía y se desenvolvía con tal naturalidad y habilidad que –admirada y sorprendida– le pregunté un par de veces si de verdad no veía nada. Pues bien, con esas circunstancias, que muchos consideraríamos dramáticas, Diego había conseguido ser una persona que vivía y se desenvolvía con total autonomía en cualquier ámbito: en su trabajo, en su casa, utilizando medios de transporte público… Pero lo más impactante es que además era una persona maravillosamente feliz. Cuando le pregunté lo que había significado el accidente en su vida, me contestó ¡que había sido una suerte! Ante mi reacción de sorpresa, me dijo que a pesar de que al principio le pareció que su vida había terminado en el momento del accidente, cuando sintió que se había quedado ciego, y cuando escuchó que además debería dejar a su familia y abandonar lo que hasta entonces había sido su vida y su entorno, después, con el transcurso de todos los acontecimientos posteriores, había llegado a la conclusión de que ese accidente le había permitido tener unas oportunidades que de otra forma nunca habría disfrutado. “Hoy –me dijo– soy una persona feliz, totalmente autónoma; me he acostumbrado a vivir con mi ceguera hasta tal punto que no echo de menos ver. Gracias a ese accidente tuve una educación fantástica, llena de oportunidades, con personas que me ayudaron a descubrir otro mundo; el mundo de la luz en la oscuridad. Ante mí se abrieron una serie de puertas y oportunidades a las que nunca habría accedido de no ser por mi accidente. En definitiva, ¿qué fue mi accidente? Para mí fue la mejor oportunidad y la mayor suerte de mi vida”.

El ejemplo de Diego es suficientemente ilustrativo. Él nos demuestra que si creemos en nosotros superaremos las dificultades y los grandes retos de nuestra vida.

Situado en Madrid, somos uno de los Centros de Psicología más grandes de España formado por un equipo multidisciplinar de Psicólogos, Psiquiatras, Logopedas y Neuropsicólogos, que nos permite trabajar con todos los rangos de edad y tipos de terapia.