¿Es posible estar siempre en calma?
La calma es un estado deseado por muchos, especialmente en el entorno laboral. Sin embargo, es importante tener claro que nadie está calmado todo el tiempo, ni debería estarlo. Las emociones como el miedo o el nerviosismo tienen su función y pueden resultar útiles en determinadas situaciones, como ante un reto profesional o una toma de decisiones urgente. Esa activación nos permite estar alerta, concentrados y dar lo mejor de nosotros mismos.
El problema aparece cuando ese estado de alerta se vuelve crónico. El estrés mantenido, la ansiedad laboral o el burnout (síndrome de desgaste profesional) se han convertido en realidades demasiado comunes en muchas organizaciones. Y sus consecuencias no solo afectan a la salud mental y física de las personas, sino también a la eficiencia y sostenibilidad de las propias empresas.
El impacto del estrés laboral
Diversos estudios internacionales han alertado sobre el impacto del estrés laboral en la economía. Solo en el Reino Unido, se estima que el estrés y los problemas de salud mental asociados suponen un coste superior a los 30.000 millones de libras al año. Este impacto se traduce en bajas médicas, disminución del rendimiento, rotación de personal, y pérdida de compromiso con los objetivos organizativos.
Pero más allá de los números, hablamos de personas. De profesionales que cada día enfrentan cargas excesivas, plazos imposibles, exigencias contradictorias o un clima laboral poco saludable. La presión continua sin espacios de recuperación termina generando agotamiento emocional, dificultades de concentración, trastornos del sueño, e incluso síntomas depresivos o ansiosos.
¿Por qué es importante fomentar la calma en el entorno laboral?
Cuando una persona se siente más calmada en su entorno de trabajo, experimenta mayor bienestar psicológico, mayor claridad mental y una mejor gestión emocional. Esto le permite tomar decisiones con más perspectiva, resolver conflictos con menos tensión y conectar mejor con sus compañeros.
La calma no significa pasividad ni falta de ambición. Al contrario: una mente calmada es más creativa, más resolutiva y está más abierta al aprendizaje. En definitiva, fomentar la calma en el trabajo es una inversión en salud y también en productividad.
Cómo cultivar la calma en el trabajo

En el Centro de Psicología Álava Reyes trabajamos cada día con profesionales y empresas que desean mejorar su bienestar emocional y su funcionamiento laboral. Algunas de las estrategias que recomendamos para favorecer la calma y reducir el estrés laboral incluyen:
- Tomar conciencia de las propias emociones: Saber identificar cuándo estamos empezando a saturarnos nos permite actuar antes de que el malestar se cronifique.
- Aprender técnicas de regulación emocional: La respiración consciente, la meditación o el entrenamiento en mindfulness pueden ayudarnos a recuperar el equilibrio interno en momentos de tensión.
- Gestionar mejor el tiempo y las prioridades: Aprender a decir “no”, delegar tareas o planificar descansos activos son hábitos clave para evitar la sobrecarga.
- Establecer límites saludables: La desconexión digital fuera del horario laboral o el respeto por los tiempos personales es fundamental para una buena salud mental.
- Cuidar el entorno relacional: Un buen clima laboral, basado en la confianza, el respeto y la colaboración, reduce los niveles de ansiedad y mejora la motivación.
La calma se entrena
La buena noticia es que la calma se puede cultivar. No se trata de eliminar el estrés por completo (algo poco realista), sino de aprender a gestionarlo de forma eficaz. La psicología ofrece herramientas basadas en la evidencia científica que permiten mejorar la resiliencia, recuperar el equilibrio emocional y prevenir el desgaste profesional.
En Álava Reyes contamos con un equipo de psicólogos expertos en gestión del estrés, ansiedad laboral, prevención del burnout y acompañamiento psicológico individual y organizacional. Si sientes que necesitas apoyo para encontrar mayor calma en tu día a día profesional, estamos aquí para ayudarte.