Aprender a ver todo lo positivo que nos rodea en nuestra vida cotidiana: Reorientar la mirada (II), por Carlos Mateo

Como práctica de entrenamiento que nos permita adquirir esta habilidad perceptiva, y que nos lleve a ser más felices en nuestra vida de todos los días, propongo llevar a cabo el ejercicio conocido como  “La hucha emocional”. Dicho ejercicio consiste en lo siguiente:

1.- Hacerse con una pequeña libreta de bolsillo y bolígrafo, o en su caso con cualquier dispositivo electrónico (móvil con bloc de notas, Ipad, etc.) que podamos llevar siempre encima y que vamos a utilizar para anotar todas las cosas positivas que percibamos, pensemos, o actividades gratificantes que realicemos, por pequeñas que estas puedan ser.

2.- Cada día a primera hora de la mañana anotaremos la fecha del día, y a partir de ese momento iremos registrando todo lo positivo y agradable que hagamos o percibamos.

3.- Tan pronto percibamos un hecho o estímulo, o realicemos una actividad agradable, por insignificante que éste pueda ser, si en alguna medida lo hemos disfrutado, lo registraremos lo antes posible; de este modo no habremos de fiarnos de la memoria y no lo olvidaremos.

4.- No importa que los hechos agradables sean cotidianos y los repitamos cada día (por ejemplo, darnos cuenta de que hemos dormido bien, una ducha que nos estamos dando en ese momento, el olor del café recién hecho, pensar que mañana voy a ver a alguien a quien aprecio, etc): Si nos agradan y disfrutamos de ellos siquiera sea un poquito, es importante registrarlos tantas veces como sucedan, incluso aunque ocurran varias veces en un mismo día. Ej. Si bebo un vaso de agua varias veces al día, y en cada ocasión me hago consciente de lo agradable que me resulta hacerlo, o siento que me estoy hidratando y pienso que eso es bueno para mi cuerpo, lo anotaré en el registro cada vez que suceda.

5.- Es fundamental aprender a “atomizar”, es decir a desglosar, concretar y percibir en elementos simples. Por ejemplo, si una actividad agradable ha sido asistir a una fiesta, es crucial que la separemos en todos los componentes placenteros que han tenido lugar, como pueden ser: charla interesante con Antonio, anécdota graciosa de María, los canapés de salmón estaban riquísimos, he bailado una rumba con Rocío, etc y no sencillamente “fiesta en casa de Pepe y Luisa”.

6.- En aquellas situaciones sociales en que por estar acompañados, no consideremos oportuno sacar la libreta para registrar, procuraremos anotar lo sucedido o percibido lo antes posible, para no olvidarlo ni “perderlo”.

7.- Es importante ser breves en la anotación, para que nos resulte fácil y rápido hacerlo, pero no tanto que luego no podamos recordar a lo que nos referíamos con la anotación.

8.- Si el suceso gratificante ha sido, por ejemplo, una película que hemos visto y que nos ha gustado, anotaremos el título, de modo que cuando leamos el registro pasado un tiempo, podamos rememorar algo de la película y disfrutar haciéndolo. A todos los efectos este registro o hucha  emocional constituye una especie de “diario en positivo”, que luego podremos utilizar como hacemos con un álbum de fotos, que al volver a verlo recordamos y revivimos en alguna medida dónde estábamos, con quién, y qué hacíamos, y experimentamos de nuevo un cierto placer al hacerlo.

9.- Al final del día y antes de acostarnos, haremos una lectura rápida de todo lo registrado durante la jornada, y considerando el día globalmente le calificaremos con una “nota del estado de ánimo medio del día”, entre cero y diez (0 – 10), y lo anotaremos al pie del registro del día.

10.- Si la hipótesis de partida es correcta, aquellos días en que hemos hecho más actividades agradables y hemos percibido más hechos gratificantes, serán los que mayor puntuación de estado de ánimo medio obtengan. Y si esto es así, significaría que nuestros estados de ánimo dependen esencialmente de nosotros mismos, de cómo percibamos el mundo que nos rodea y de la cantidad de actividad gratificante que nos empeñemos en realizar y acabemos haciendo. Es decir que las riendas de nuestros estados emocionales están realmente en nuestras manos. Y eso es estupendo.

En nuestro próximo post veremos un ejemplo de registro diario: