Guía para padres separados.

En estos días extraordinarios de encierro preventivo, no de aislamiento, puesto que afortunadamente todos estamos comunicados, surgen muchas dudas en nuestras formas de actuar. Una de esas inquietudes nos llega desde las familias cuyos progenitores están separados y que se hacen miles de preguntas respecto a esta nueva e insólita situación. Este hecho puede ocasionar discusiones o diferentes puntos de vista que probablemente se están presentando en algunos hogares respecto al régimen de visitas.

Ante este nuevo panorama, no olvidemos que lo principal es atender al bienestar del menor, y, por ello, tomar decisiones precipitadas o unilaterales puede generar un conflicto en estos momentos innecesario y que, además, puede afectar más directamente al menor, puesto que, no lo olvidemos, estamos en casa y las conversaciones que otras veces hemos podido tener de manera íntima es probable que ahora se vean comprometidas en esa intimidad.

Sabemos de progenitores que siempre han llevado los regímenes de visita de una manera cordial, pero somos conscientes de que hay casos en los que ambos progenitores no se ponen de acuerdo y, en algunas ocasiones, pueden utilizar esta situación extraordinaria como justificación de sus intereses.

Estemos en uno u otro lado, aquí os dejamos unas sugerencias para que ni vosotros ni vuestros hijos os veáis más afectados de lo normal en vuestra relación filial.

Son éstos momentos de tranquilidad y generosidad:

  • Los niños y las niñas necesitan más que nunca sentir confianza y seguridad.

    Sé honesto contigo mismo y valora real y objetivamente si es o no conveniente que se sigan las visitas de manera habitual. No utilices a tus hijos e hijas como pantalla de tus miedos.

  • Es el momento de dejar de lado los conflictos anteriores y atenernos sólo a la situación presente.

    Esto hará que la comunicación con el otro sea más fluida y eficaz. Seguro que tenéis miedos y dudas; hablad entre vosotros, sinceraos en vuestras inquietudes, sed empáticos con el otro y entended su visión de la situación, pues para todos es una nueva experiencia.

  • Sé generoso y no olvides primar la seguridad y el bienestar del menor.

    Es un momento excepcional que pasará; por tanto, debemos ser pacientes y entender que a veces la distancia es necesaria.

  • Toca ceder.

    Es momento de ser más flexible y ceder ante posibles desacuerdos. Hay que saber ponerse en el lugar del otro y respetar los miedos ajenos que en este momento no podemos cuestionar.

Es responsabilidad de todos. Ahora es tiempo de comprensión y generosidad.

Para el contacto con nuestros hijos a través de teléfono o videollamada:

  • Aprovecha las videollamadas con tus hijos e hijas.

    Es probable que algunos peques sean reticentes a mantener videollamadas durante un largo rato. Antes de conectarte con ellos, ten preparada alguna historia, alguna “batallita” interesante que les puedas contar. Podéis hacer algún juego como el “veo-veo” o enseñarles e invitarles a hacer alguna manualidad a la vez, como barcos de papel, aviones, ranas… Si nos limitamos al “Hola qué tal, cómo estás”, es probable que sus respuestas sean monosilábicas y no sean partícipes de una conversación. Toma la iniciativa e intenta hacer preguntas abiertas, aquellas que han de tener una respuesta más allá del si y el no.

  • Anima a tus hijos e hijas a mantener el contacto telefónico o por videollamada, no les obligues.

    Si les cuesta, podemos ser nosotros un ejemplo, haz llamadas a tus familiares y amigos en las que ellos estén presentes y puedan participar. Apela a lo contento que se pondrá su papá o su mamá si le hacemos una llamada sorpresa.

  • No es el momento de reproches. Si a los peques les cuesta hablar o mantener la videollamada, no les recrimines.

    A tu expareja tampoco; son momentos difíciles y deben primar la cordialidad y el entendimiento. Piensa que a los pequeños a veces lo novedoso les genera inseguridad y tu expareja ha podido hacer lo posible por conseguir la llamada.

  • Si a los peques les cuesta…

    empieza por llamadas cortas y deja siempre abierta la puerta a una sorpresa para la próxima llamada. Genérales interés y expresa lo mucho que os gusta hablar con ellos. Refuerza el momento de la llamada y no les culpabilices por querer terminar antes de lo esperado.

Si seguimos estos sencillos pasos, los peques estarán bien, se sentirán igualmente atendidos por ambos progenitores y no se generarán en ellos sentimientos de culpa por no poder llevar a cabo las visitas con normalidad. Es responsabilidad de todos. Ahora es tiempo de comprensión y generosidad.