Adolescentes: «Comprenderles no es disculparles». Ángel Peralbo para «ABC».

El psicólogo Ángel Peralbo señala cómo deben actuar los padres ante sus hijos jóvenes en esta etapa de desconfinamiento.

Ángel Peralbo, director del Área de Jóvenes y Adolescentes del Centro de Psicología Álava Reyes, explica que aunque el confinamiento ha sido duro para todo el conjunto de la sociedad, los adolescentes, por la etapa vital que les toca atravesar, han sufrido este aislamiento como «una explosión de realidad, una limitación a su libertad, tan ansiada a estas edades, y una asimilación de normas muy estrictas».

A pesar de la dureza de la situación, para este experto los adolescentes han tenido un comportamiento satisfactorio, salvo algunas excepciones de grupos que se han saltado las normas, han salido juntos a la calle y sin las medidas de seguridad e higiene recomendadas. «Se les ha criticado mucho, pero no se puede generalizar. Ese mismo comportamiento lo hemos visto también en algunos adultos, que se supone que por su madurez deberían tener una compresión mayor de la situación».

Peralbo considera que, en general, los jóvenes, en su etapa de mayor rebeldía vital, han estado muy contenidos ante las normas del confinamiento que les ha hecho estar separados de su grupo de amigos, su gran apoyo, de un día para otro. «Aunque comprenderles, no es disculparles si hay malos comportamientos».

Las nuevas tecnologías, en un principio han supuesto su tabla de salvación para sentirse conectados a sus iguales, «pero con el tiempo se han dado cuenta que el uso de las redes sociales no es suficiente y que el contacto físico es importante. Algunos, incluso, han visto alteradas sus relaciones amorosas. Por un lado, los hay cortoplacistas que han roto con sus parejas y, por otro lado, están los que han iniciado nuevas relaciones tras el tonteo en las redes».

Con las fases del desconfinamiento, llega también la liberación y la vuelta al reencuentro con los amigos. «Algunos padres viven esta nueva etapa con miedo a que sus hijos aprovechen el tiempo perdido y no cumplan con las medidas que rigen las autoridades sanitarias. De nada sirve decirles una y mil veces la retahíla de ponte la mascarilla, no te acerques demasiado a tus amigos, lávate las manos con frecuencia… La insistencia verbal les hace pensar «ya está otra vez con lo mismo» mientras que los padres llegan a la conclusión de «pero si es que no me escucha»».

En su opinión, lo mejor es que decírselo, no cuando vaya a salir de casa, sino en momentos de tranquilidad y razonamiento de los hijos. Y nunca hacerlo a modo de reproche: «no te quites la mascarilla«, «ni se te ocurra acercarte a tus amigos a menos de dos metros«… «Este tipo de frases son un indicativo de falta de confianza y responsabilidad hacia su persona que les resulta muy molesto. Pero no nos engañemos —advierte Peralbo—, lo más educativo es el ejemplo que le hayan dado los padres durante este tiempo: si los progenitores han sido cuidadosos con las medidas, muy probablemente los hijos lo serán».

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