Mª Jesús Álava Reyes: Ante una situación nueva pero muy difícil no tenemos más remedio que sacar lo mejor que cada uno lleva dentro.

“Ante una situación nueva pero muy difícil no tenemos más remedio que sacar lo mejor que cada uno lleva dentro. Estas situaciones se afrontan y se superan mucho mejor con una actitud positiva que con una más negativa o, incluso, las personas que se llaman realistas, que empiezan en la queja y no pasan a ver cómo lo pueden solucionar. Quedarnos en la queja en este instante es uno de los mayores errores que podemos cometer…»

Mª Jesús Álava Reyes, psicóloga autora de libros como “La inutilidad del sufrimiento”, “Amar sin sufrir” o “Las tres claves de la felicidad”, acaba de lanzar “Sácale partido a tu vida”, una recopilación de tuits positivos “para cada emoción y cada día”. Tras la presentación de este nuevo libro de reflexiones, hemos charlado de la covid, el confinamiento y nuestra salud mental tras la pandemia

En general, ¿cómo estamos gestionando la crisis del coronavirus?
“Al principio la mayoría de las personas lo llevaron razonablemente bien las dos primeras semanas, pensaban que era un periodo corto, no había más remedio, era una situación límite y evidentemente había que hacerlo pero sobre todo, con la esperanza de que fuera algo más o menos corto. A partir de ahí, sobre todo pasado el primer mes, es cuando empezamos a ver las primeras dificultades, desde situaciones con los hijos, donde los padres han descubierto al estar 24 horas con ellos problemas de los que no tenían ni idea, que les han asaltado directamente, de adolescentes que se dan cuenta que están totalmente enganchados a las redes, que no tienen ningún interés en salir cuando ya pueden porque les han creado un verdadero problema de adicción, y luego algunos problemas de conducta. Y a nivel de adultos, digamos que esa buena disposición que tenía la gente al principio empezó a a hacer aguas. La gente que está teletrabajando se han encontrado que están en casa teniendo que atender a los hijos o al resto de la familia y además las cosas de casa y entonces la gente está literalmente agotada desde hace de menos, no les da el día y echando de menos además la interacción social y a las personas con las que no ha podido tener contacto durante el tiempo en que ha durado el confinamiento. Cuando se daba la situación de que una de las dos personas de la pareja trabajaba y el otro no porque estaba en un ERTE o hace teletrabajo, ahí se ha creado una descompensación enorme, porque la persona que trabajaba pensaba que el otro, ya que estaba más libre, tenía que hacerse cargo de la casa, los niños, familia… la parte más doméstica y la persona que estaba trabajando fuera se ha sentido muy mal porque está con ansiedad y el otro se ha visto con una incertidumbre enorme, que no sabe si podrá volver recuperar su trabajo y siente que le tiene como la persona de los recados, ‘cuando yo no tengo ninguna satisfacción’. Esas personas lo que te dicen es que ‘mi pareja al menos va al trabajo, está en contacto y yo aquí en la parte más dura’. Eso ha creado mucho conflicto”.

Decía en la presentación de su libro a la prensa que el confinamiento está generando muchos problemas de ansiedad… y de infidelidad
“Lo que hemos visto es que las crisis de ansiedad se están disparando, estados de ánimo muy bajos que en personas con cierta predisposición están dando lugar a crisis depresivas importante, problemas de comportamiento, agresividad, poco control emocional que están siendo cada vez más frecuentes, y situaciones de soledad que se viven con mucha pena porque al final y al cabo, es una soledad impuesta y en ningún momento ha sido elegida, con grandes preocupaciones por las personas a las que no puedes ver o incluso en la situación de alguien cercano que haya muerto y no te has podido despedir y eso está siendo un drama. Y luego, a esa irritabilidad mayor que estamos viendo problemas de insomnio, para conciliar el sueño, que están siendo una auténtica pesadilla. Una vez que la gente ha empezado a salir de la calle lo que estamos viendo es que muchísimos padres están angustiados por el poco ajuste a las normas que están teniendo los adolescentes, que se han ido de botellón o les ha parado la policía… Y luego a nivel de pareja se han descubierto muchas infidelidades porque al estar permanentemente juntos, hay muchas personas que tienen un enganche a una doble vida y se han buscado una excusa para poder salir y verse con la otra persona, entonces hay muchas situaciones de personas que nos llaman porque han tomado la decisión de que se van a separar pero con el agravante de que la situación es muy incierta”.

Aunque no haya recetas mágicas, ¿qué podemos hacer ante la situación que estamos viviendo?
“Ante una situación nueva pero muy difícil no tenemos más remedio que sacar lo mejor que cada uno lleva dentro. Estas situaciones se afrontan y se superan mucho mejor con una actitud positiva que con una más negativa o, incluso, las personas que se llaman realistas, que empiezan en la queja y no pasan a ver cómo lo pueden solucionar. Quedarnos en la queja en este instante es uno de los mayores errores que podemos cometer, porque las circunstancias difíciles que probablemente puedan venir son muchas con lo cual si entras en esa dinámica, lo único que hace es que te debilita física pero también anímicamente, se te va a hacer larguísimo y sobre todo va a ser muy improductivo. En casa intenta llegar a un acuerdo mínimo de convivencia con el resto de personas que están en casa. Estés teletrabajando o no, déjate por lo menos una hora de espacio para ti al día para hacer lo que quieras: pasear, leer escuchar música… lo que quieras. Cada día intenta planificarte alguna actividad, por corta que sea, que te resulte agradable. ‘Me gusta hablar con determinados amigos’… hazlo directamente. El tema del ejercicio físico no es que sea recomendable, es una necesidad. En la situación en la que estamos teniendo confinados no solamente te va a hacer recuperar un poco de masa muscular, que nos va a venir muy bien, sino que además a determinados niveles de neurotransmisores nos hace sentirnos mucho mejor, y céntrate mucho en este instante en algo que te ilusione de cara al futuro y que te dé pequeños impulsos en tu día a día. Y luego todos los días plantéate que has aprendido ese día, de qué has disfrutado y si no he disfrutado nada, por la noche tendré que poner remedio inmediatamente, y a quién he ayudado, a qué persona he contribuido a hacer más feliz. Tenemos que empezar a salir de nosotros mismos buscando ayudar a los demás, sabiendo que es una de las principales fuentes de bienestar y de felicidad que tenemos las personas. Son pequeñas cosas muy razonables que se pueden hacer y que son absolutamente necesarias, y que hagan una defensa a ultranza de esa hora de tiempo que se han dejado, que sea a una hora más o menos razonable y que la defiendan a capa y espada y luego que desconecten. Si tienes teletrabajo desconecta cuando hayas decidido que tienes que terminar y si surge una situación muy difícil en que las circunstancias son complicadas, desconecta tus pensamientos, que no estén en un bucle permanente que te lleven a una situación prácticamente sin salida en esa u otras cosas que te puedan preocupar. Y luego, no hay que buscar excusas para poder reír, intenta utilizar el mejor sentido del humor que tengas y si no, llamas a un amigo simpático que sabes que te va a hacer reír, porque esa sensación de bienestar es una de las cosas que más ayuda a elevar las defensas del sistema inmunológico y eso es de lo mejor que podemos hacer. Y no tengamos ansiedad anticipatoria, en el sentido de que estemos constantemente pendientes de qué va a pasar. La incertidumbre la cortas diciendo: ¿qué es lo que yo puedo hacer hoy? Eso es lo que voy a hacer ¿Qué puedo hacer mañana? Y no voy más allá, porque si algo nos enseña esta pandemia es que a veces la vida todo te atropella y no tiene sentido pensar en escenarios futuros. Venga lo que venga, que nos coja fuertes”.

“Yo creo que en la vida no todo es de color de rosa, no tiene sentido pensar que va a ser todo maravilloso, creo que hay que tener los pies en la tierra y saber que van a venir dificultades, no ser ingenuos. Para nada la positividad tiene que significar ingenuidad, en absoluto, ni falta de realismo. Hay que saber muy bien que dificultades habrá y que hay personas egoístas, tiranas, manipuladoras, agresivas, que van a actuar desde la envidia, los celos o incluso el resentimiento… Se puede ser absolutamente realista teniendo una buena actitud ante la vida…«

¿Cuál es el equilibrio entre el positivismo y ser capaz de mantener una actitud positiva en circunstancias complicadas como esta pandemia?
“El positivismo como pose no funciona, además esa gente se acaba sintiendo fatal. La actitud positiva en la vida es la mejor porque es la que permite afrontar las dificultades en otras condiciones porque no es fácil de tener, implica tener confianza y seguridad en uno mismo, tener una autoestima suficientemente alta, que ante las dificultades, cuando no consigues los propósitos que buscas, no te hundas, intentando extraer los aprendizajes que toda experiencia tiene. Cuando una persona tiene una actitud positiva de verdad, desde el equilibrio y la madurez emocional, es muy creativa en las dificultades, inmediatamente se le ocurren cosas nuevas de cómo superar esas limitaciones y reacciona bien en situaciones de estrés, es decir, mantiene muy bien el control de sus emociones, ayuda a tranquilizar a su entorno y busca salidas bastante originales que pueden resolver esa situación. Cuando es así, esa persona no se siente culpable cuando las cosas salen mal. Es responsable ante esas situaciones, pero no le pone ese matiz de culpabilidad que hace que nos limitemos y nos sintamos tan mal con nosotros mismos y que a partir de ahí nuestras conductas carezcan de inteligencia emocional”.

Hablaba usted de los científicos que critican el positivismo sin haber visto nunca pacientes, mientras que psicólogos como usted, que hablan de la felicidad, han visto a miles de personas así que saben de lo que hablan ¿Hay posibilidad de reconciliación entre ambas posturas?
“Yo creo que en la vida no todo es de color de rosa, no tiene sentido pensar que va a ser todo maravilloso, creo que hay que tener los pies en la tierra y saber que van a venir dificultades, no ser ingenuos. Para nada la positividad tiene que significar ingenuidad, en absoluto, ni falta de realismo. Hay que saber muy bien que dificultades habrá y que hay personas egoístas, tiranas, manipuladoras, agresivas, que van a actuar desde la envidia, los celos o incluso el resentimiento… Se puede ser absolutamente realista teniendo una buena actitud ante la vida, lo importante es no desmoronarte ante las dificultades ni hundirte porque un intento tras otro no consigas en ese momento tu objetivo, pero tampoco pasarte al extremo de empezar con ese sufrimiento tan estéril. Hay campañas contra el positivismo más basadas en postulados teóricos que en creencias personales que esas personas pueden tener de la realidad del día a día de convivir con las personas y de vivir sus dificultades. Después de 40 años de práctica de la psicología yo no tengo ninguna duda de qué es lo que funciona mejor y qué es lo que funciona peor y no tengo ninguna duda de que las personas con mayor nivel de profundidad en su vida son las que son capaces de tener esa actitud positiva que se levantan después de cada caída y que además normalmente son personas generosas que ayudan a las demás y cuando nos vamos al extremo contrario, esas personas negativas, taciturnas o digamos que el foco lo pones casi siempre en las dificultades, lo que tienes son personas que no alcanzan niveles de felicidad tan siquiera medios y son personas que hacen la vida muy difícil a los que están alrededor. Una de las cosas que nos enseña la vida es que las dificultades existen, que no tenemos que ser ingenuos pero que tenemos recursos suficientes para salir adelante. A veces las cosas llegan mucho más tarde de lo que te gustaría, pero en ese camino, en ese espacio por medio, no significa que tengas que arrastrar un sufrimiento. Parece que las personas cuanyo más negativas son más profundas, yo creo que están profundamente equivocadas. Enfocar la vida de esa manera es entrar en una línea de sufrimiento que vas alimentando cada día”.

Uno de los retos del confinamiento ha sido esa soledad impuesta ¿Sabemos estar solos o nos falta vida interior?
“Depende de las personas, hay personas que no solamente saben estar solas sino que además disfrutan de esa soledad, una soledad voluntaria o incluso buscada de alguna manera. Todo depende del carácter de cada uno pero también del entorno en el que vivamos, en las grandes ciudades a la gente nos cuesta mucho más estar solos mientras que en núcleos no urbanos, como en el campo, la gente tiene una mejor relación y convivencia con la soledad pero es verdad que a muchísimas personas les supone un auténtico mundo y que en estas circunstancias que vivimos con esta invasión tecnológica, los adolescentes por ejemplo no están solos un segundo, tienen que estar permanentemente conectados y eso es lo que le pasa a muchísima gente. En una de mis reflexiones yo decía: ‘la sensación de soledad es muy dura cuando va unida al cansancio o la enfermedad. Cuando non sintamos débiles tenemos que ser generosos con nosotros y cuidarnos al máximo, mimarnos y regalarnos sonrisas y abrazos’. Es verdad que la soledad y el cansancio hacen muy mala compañía, es como si pesara demasiado y por otra parte, hay mucha gente que no se da cuenta de que tiene una soledad social, en el sentido de que se aísla de lo que le rodea y esto les termina produciendo una pobreza enorme. Desde luego la soledad afecta más a las personas más sensibles, que son más conscientes de ella y que además intentan profundizar en este momento en sus emociones. La persona que lleva bien la soledad, que se siente a gusto pero que le encanta tener relaciones sociales con otras personas tiene mucho ganado, porque esa soledad buscada facilita la reflexión y profundizar en su propio conocimiento”.

¿Sacamos lo peor o lo mejor de nosotros mismos en las redes sociales o estos canales son simplemente un reflejo de quiénes somos en la vida “real”?
“A veces en las redes hay mucha impostura, esa gente que no se atreve a mostrarse como realmente son en la vida real y lo hacen en las redes a través de algún tipo de pseudónimo o con una identidad falsa. La gente ni se imagina que hay personas que pueden parecer tan agradables en el trato cotidiano la agresividad que luego pueden manifestar en las redes sociales y lo que la tipología nos demuestra es el resentimiento que tienen esas personas, hay mucha gente muy resentida, con una actitud de de tratar de imponer sus criterios ideas y con un desprecio hacia la libertad de pensamiento que pueden tener otros enorme. Pero las redes también te permiten conectar con otras personas, es como la ventana que tienen al mundo y les resulta muy gratificante. Es una ventana que tienen personas que lo mismo no son quienes acuden a consulta o no tienen porqué haber leído libros de psicología pero que sí tienen una actitud positiva de cómo a través del intercambio de opiniones con otras personas consigo sentirme bien, estoy abierta al aprendizaje, veo otras opciones que si no, no me plantearía… A los que van a reventar les suelo dar una segunda oportunidad, pero si ya veo que entran directamente en el insulto les corto. Pero sí creo que twitter es un medio que compensa incluso hasta mucha soledad, hay personas para las que un medio como éste termina siendo una compañía que les alivia. Para esas personas ese tipo de redes sociales son uno de los principales alicientes o estímulo que tienen, porque te permite además una comunicación muy directa en tiempo real. Es un medio que te permite contactar con personas que en la vida hubieras soñado. En determinadas situaciones hay gente que lo está pasando muy mal y es un medio para exponer lo que está ocurriendo y oxigenarse, abrirse al mundo y poder ver que no todo empieza o termina en el ámbito en el que me estoy moviendo”.

Con respecto al uso de imágenes de la pandemia, ¿nos ayuda o perjudica ver lo que pasa?
“Yo creo que a las personas les tenemos que decir la verdad, en momentos difíciles como éste, con la incertidumbre que tienen, la mejor medicina que puede haber en este momento es una información absolutamente veraz y transparente, que la gente se sienta involucrada. No puedes negar una realidad o directamente ocultarla porque entonces lo que haces es que estás dando un mensaje totalmente distorsionado. En este mundo en que la imagen prevalece tanto, lo que no ves es como si no existiera. La cifra de fallecidos es un número y la gente de hecho se termina insensibilizando, entonces si tú quieres que realmente sean conscientes de qué está ocurriendo, tienes que mostrar esos efectos, esos peligros, esa realidad. Tú no puedes pedir a la gente actitudes muy adultas si les tratamos como niños: respeta a las personas, muéstrales las cosas. Se las puedes mostrar, evidentemente, con cuidado. En esta pandemia vamos a tener muchas personas: personal sanitario, del estado, de servicios… muy directamente en primea línea, aquellos que lo han padecido directa o próximamente, que el resto de la población. Muchos sanitarios se sienten muy desolados en este momento porque han vivido unas experiencias muy traumáticas, tremendas, donde han visto cómo la gente se les moría, han visto que no tenían medios para poderles ayudar, se han sentido totalmente desbordados y sin los medios mínimos que tenían que tener. Cómo han tenido que sacrificarse, cómo llevan meses prácticamente sin un día de descanso y en algunos casos se han querido quedar en hoteles para no poner en riesgo a sus familias y esas personas que lo han pasado tan mal, que puede ser el cajero del supermercado también, de repente ahora lo que ven es que la gente sale como que han abierto las puertas y vamos a recuperar toda la diversión que nos hemos perdido durante todo este tiempo, con conductas bastante irresponsables. Si tú niegas una realidad no puedes pensar que luego la gente de forma abstracta … va a haber esa separación y eso crea una sensación de impotencia, de angustia… Ha faltado un liderazgo científico que nos hubiera aglutinado a todos”.

¿Estamos preparados para afrontar los problemas de salud mental que vendrán como consecuencia del confinamiento y de la covid-19?
“Nos vamos a encontrar con varios dramas. Nosotros estamos convencidos y de hecho, ya estamos empezando a tratar, de que va a haber mucho personal sanitario o personas que han vivido en primera línea o lo han sufrido en un ambiente más cercano, que van a tener un estrés postraumático muy duradero, de años. A veces las personas que están en su día a día, los sanitarios por ejemplo, les cuesta pedir ayuda. Lo van a pasar muy mal personas que lo han sufrido y se van a quedar muy damnificados y pocos van a recibir ayuda psicológica. Por otra parte, la seguridad social es bastante deficiente en apoyo psicológico y luego hay personas que no pueden costearse un tratamiento privado. De la misma manera que los colegios de psicólogos han empezado a hacer un apoyo gratuito a los estamentos más afectados, los psicólogos tendremos que ver cómo cubrimos esa necesidad”.

¿Cómo debería abordarse el estrés postraumático?
Cuanto antes empiece la ayuda, ese apoyo que se les puede dar, muchísimo mejor porque vas canalizando ya las diferentes fases y no dejas que eso se agudice o se llegue a cronificar. La asistencia cuanto más inmediata mejor. Hay gente que dice: ‘si ves que sigues mal pide ayuda’. No, no si ves que sigues mal, no. Si estás mal, si tú te rompes un brazo no esperas 10 días, sino que intentas que te lo solucionen desde el principio, pues esto es lo mismo. Yo les diría a las personas que lo estén pasando mal que no esperen a que se resuelva por sí mismo porque tienen todo el derecho del mundo a pedir esa ayuda y además cuanto antes lo hagan, será mucho más eficaz. Tenemos que ser muy razonables y no pensar que con lo que hay no voy a andar quejándome ahora. Si no lo puedes solucionar o te cuesta mucho, debilitarte por debilitarte pudiéndolo solucionar no tiene sentido y en estas circunstancias, en que no sabemos lo que va a venir pero puede ser bastante difícil, intentemos fortalecernos cada día.

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