María Jesús Álava Reyes para «Expansión»: La mejor receta para superar la frustración

La situación que estamos viviendo actualmente genera frustración en muchas personas. En general, la frustración implica insatisfacción y desilusión, y con frecuencia va unida a sentimientos de tristeza, desánimo, e incluso de rabia. La frustración es una emoción completamente normal, que nos avisa de que las cosas no han salido como queríamos y nos impulsa a intentar cambiarlas. En realidad, la frustración es positiva cuando nos lanza hacia la acción y hacia el cambio, para conseguir aquello que queremos.

¿Cuándo la frustración se vuelve un problema?

¿Cuándo la frustración se vuelve un problema?

1. Cuando hay personas que, ante un sentimiento de frustración, no lo aceptan, se llenan de ira y actúan de forma impulsiva, sin pensar en las consecuencias.

2. También cuando las personas reaccionan bloqueándose ante una decepción, y entran en un estado de desesperanza, y al ver que las cosas no han salido como ellas querían, desisten de intentarlo.

¿Cuál es la base de la frustración?

La base se encuentra en una idea irracional, que nos dice que las cosas deberían ser de una determinada forma, y que la gente debería comportarse con nosotros como esperamos. Este razonamiento no tiene sentido. Los demás no viven para cumplir nuestras expectativas. Otro error muy común es pensar que las cosas que nos suceden son injustas, y no deberían ocurrir. Las personas que se centran en esta «injusticia» y se enfadan por todo lo que sucede a su alrededor llegan a una situación en la que sienten tal indignación que no pueden controlarla.

¿Cómo afecta la frustración a las relaciones con los demás?

Cuando nos sentimos enfadados por el comportamiento de los otros, pensamos que nuestra forma de pensar es la correcta. El problema es que los otros, a su vez, pueden pensar que somos nosotros los que estamos equivocados y nos quieren hacer cambiar. Esto nos llena de rabia y de enfado.

Sin duda alguna, esos pensamientos internos generan dificultades en nuestras relaciones con los demás. La gente a nuestro alrededor nos ve intolerantes, y sienten que si no se comportan como queremos, terminaremos rechazándolos.

¿Cuándo vencemos la frustración?

Cuando aceptamos a los demás tal y como son, entonces nos libramos de la ansiedad y nos hacemos fuertes frente a la frustración. Eso no significa que tengamos que cambiar nosotros, pero sí implica que sus conductas no van a condicionar nuestro estado de ánimo. Por el contrario, cuando nos enfadamos por la forma en la que actúan los otros, nos colgamos la etiqueta de «víctimas» y nos sentimos indefensos ante lo que nos sucede.

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