María Jesús Álava Reyes: «El peor compañero del coronavirus es el miedo»

El Periódico
13/03/2020

«Nos están llegando personas angustiadas, convencidas de que tienen los síntomas del coronavirus»

La angustia es estos días el visitante más frecuente en los despachos de los 38 especialistas que trabajan en el gabinete que dirige en Madrid esta psicóloga, la imagen misma de la calma. «Vemos a personas angustiadas, con la creencia de que tienen alguno de los síntomas –relata-. Están tan angustiados que prácticamente los tienen, se los provocan, y piensan que van a contagiar a sus hijos, a sus padres mayores… Ese tipo de pensamientos que te llevan a una situación casi imposible».

El miedo infundado es compañero de la irracionalidad, y esto preocupa a esta especialista en psicología de la conducta y del trabajo. Lo ve en quienes le llegan creyéndose acosadas por el coronavirus: «Desarrollan una sintomatología propia: hiperventilación, aceleración del ritmo cardiaco, sudoración, dolor muscular… Y disparando el sistema nervioso autónomo, sus funciones intelectuales se ralentizan, su concentración, su memoria, trabajan peor, no rinden…», explica la autora de uno de los más famosos libros de psicología, ‘La inutilidad del sufrimiento’, que ha superado las 60 ediciones.

«Hay personas que disfrutan infundiendo pánico o viendo a la gente muy preocupada»

 ¿Qué sufrimiento es inútil en esta situación?

– Aquel que nos debilita, ese sufrimiento que cada día va mermando nuestra fuerza y nuestra moral y nos hace enfrentarnos a esta situación tan complicada con lo peor que llevamos dentro: nuestros miedos.

– ¿Se puede instalar entre nuestra clase dirigente política, policial, sanitaria, económica… una angustia inútil? Ángela Merkel le anunció  a su pueblo que el 70% se contagiaría…

– Cuando lo dijo, probablemente fue por un impulso de sinceridad. Puede haber especialistas que barajan cifras parecidas, pero hay que tener cuidado. Me asusta que prevalezca más la parte «política», y lo entrecomillo, que la parte más científica. A mí me gustaría que nuestros dirigentes tuvieran muy claro que quienes deben disponer medidas son los expertos. Hace unas semanas, no todos los médicos sentían que se les estuviera escuchando demasiado. Yo este tema prefiero que lo dirijan los científicos, no los políticos.

– Pero ese liderazgo de los técnicos sobre los políticos, ¿no choca con los usos de una democracia?

– Cuando reivindico el liderazgo de los técnicos reivindico que tengan autonomía en el ámbito de sus decisiones. A veces puedes tener la sensación de que están mediatizados o condicionados, o lo han podido estar, para no tomar las medidas que ellos libremente sí que hubieran tomado.

– ¿Es que ha visto algún tipo de desliz político que haya ido en detrimento de lo técnico en esta epidemia?

– Lo que he visto es que en la población se ha producido lo que nosotros llamamos una incongruencia. Y eso ha generado miedo. Si tienes un país al que estás diciendo continuamente que no pasa nada, que es como una gripe, que esté tranquilo, que puede asistir a los sitios que quiera, y un lunes por la tarde de repente le dices que tiene que tomar medidas muy drásticas y difíciles, en la mente de cualquiera sale: «¿Pero qué está ocurriendo aquí? Esta mañana todo era controlable y esta tarde hay que tomar medidas tan drásticas? Puede que no fuera verdad lo que nos decían hasta ahora». Se crea en la mente de la persona la idea de que esto no es coherente. Es preferible no tratar a la gente como si fuera inmadura. A la gente hay que darle información veraz y completa, con rigor científico. Y si se produce una situación extraña, que se explique racionalmente.

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