LA DERIVA ACIENTÍFICA

El debate sobre las pseudociencias alcanza a la Psicología

Arrancamos 2019 con gran revuelo en torno a la enmienda presentada por el Consejo General de la Psicología al Plan de Protección de la Salud frente a las pseudoterapias que está redactando el Gobierno.

Uno de los puntos más polémicos del escrito del CGCOP propone añadir un párrafo ambiguo en el que matiza que algunas de las “que pueden ser consideradas pseudoterapias pueden suponer beneficios contrastados para la salud de los pacientes, cuando son utilizadas correctamente por profesionales psicólogos”.

Aunque es cierto que se intuye un interés proteccionista hacia el colectivo que representa, la postura del Consejo de la Psicología ha conseguido el efecto contrario, generando alarma, controversia y división entre los colegiados.

Más de 1.600 profesionales presentan un escrito contra la posición «extremadamente preocupante» del Consejo General de la Psicología

La contundente reacción de distintas asociaciones y colectivos para la divulgación y el avance científicos no se ha hecho esperar, y han reclamado al CGCOP una rectificación de esta “rebaja inaceptable de los estándares de rigor y compromiso con la evidencia científica que guían nuestro código deontológico cuando insinúa que una pseudoterapia puede producir un ‘beneficio contrastado’ por el mero hecho de que la aplique un profesional de la Psicología”, en palabras de la Sociedad para el Avance del Estudio Científico del Comportamiento (SAVECC).

Estamos en un punto importante de inflexión para que la psicología se considere realmente una disciplina seria y rigurosa”, señala David Pulido, psicólogo del Centro de Álava Reyes. “Nos jugamos nuestra credibilidad como profesionales de la salud. El comunicado del CGCOP merece una reacción contundente por parte de los terapeutas, asociaciones, congresos y gabinetes que defendemos el método científico en la práctica clínica y que no logramos entender cómo se está comunicando expresamente que podemos llegar a atender a los pacientes con otros tipos de métodos que no están validados”.

La controversia divide a los psicólogos

El comunicado del Consejo ha sido el desencadenante de un conflicto latente. La discusión entre los profesionales de las distintas escuelas propone un complicado escenario en el que los usuarios son los principales perjudicados, al tener que descubrir por sí mismos qué es y qué no es terapéutico.

Desde el Centro de Psicología Álava Reyes se posicionan claramente a favor de la evidencia científica y de un diálogo que contribuya a determinar qué prácticas cuentan con pruebas que avalen su eficacia; qué prácticas están en consideración y cuáles son, directa y claramente, pseudocientíficas. Del mismo modo, remarcan que la confusión entre lo que es y no es sanitario (o clínico), así como la aparente ausencia de solidez dentro de la profesión, no pueden traducirse en una percepción de inseguridad por parte de los pacientes que se ven obligados a permitir que la actuación del profesional obedezca a su criterio personal en lugar de a una disciplina científica y metodológicamente rigurosa.

Sin embargo, no son pocos los profesionales que consideran que no se ha actuado con la suficiente diligencia en esta materia hasta ahora. Óscar Pérez, psicólogo del Centro de Psicología Álava Reyes y miembro de SAVECC aclara: “Podría dar la impresión de que se acaba de abrir un melón en el panorama sanitario español tras la iniciativa del Gobierno de combatir las pseudoterapias. La realidad es que ese melón llevaba demasiado tiempo abierto y, encima, secándose al sol. Lo que ha cambiado es que ahora se están difundiendo sus fotos. Esperemos, por el bien de todos, que sirva esto para invertir la deriva acientífica de nuestra sociedad”.

Asimismo, Pérez se muestra contundente y apunta al auténtico conflicto: “Vayamos al fondo del asunto: ¿cómo se miden esos beneficios terapéuticos?, ¿cuándo se les puede considerar contrastados? En el ámbito de las pseudociencias hay resultados de todos los colores: los nulos, los que no mejoran al placebo, los que incluso perjudican de forma directa (indirectamente ya lo hacen todos)… y los que “benefician” a costa de una inversión de tiempo o recursos que pone en entredicho el origen de la mejora”.

Y es cierto: al igual que sucede en Medicina, en Psicología las pseudoterapias no sólo no ayudan, sino que pueden resultar dañinas; por este motivo es fundamental elegir (y ofrecer) el tratamiento adecuado, con todas las garantías, en función de criterios propios de una disciplina científica basada en la evidencia y no en criterios personales ni anecdóticos.

¿Por qué funciona lo que funciona?

Durante el Renacimiento inglés, la ciudad de Bath se consolidó como centro termal al que acudían aristócratas para tratarse de todo tipo de enfermedades. A sus aguas se les atribuían propiedades milagrosas, cuando lo que pasaba es que, entre otras cosas, se les retiraba el alcohol a unos pacientes acostumbrados a beberlo como sucedáneo del agua potable que les faltaba en el Londres de aquella época. La diversidad de paradigmas en psicología es un obstáculo a la hora de establecer estándares de medición, y eso es un coladero constante en los estudios de eficacia que pretenden acreditar la validez de las técnicas. Pero lo más dramático, a nivel de investigación, es que ese afán resultadista ha terminado por ignorar la pregunta más trascendental: por qué funciona lo que funciona”, explica Óscar Pérez.

No le falta razón. No hay que olvidar que las personas que necesitan ayuda psicológica se encuentran en un estado de vulnerabilidad emocional bajo el que son especialmente sensibles a métodos e intervenciones que prometen soluciones muy rápidas, casi milagrosas, podríamos decir. Los pacientes son permeables a esta aparente confusión entre escuelas, a esta falta de consenso entre enfoques, y esto coloca gran parte de la efectividad de la terapia en sus manos y en la “correcta” elección del terapeuta, que será, en última instancia, quien determine el enfoque y el plan de intervención.

María Jesús Álava, psicóloga y autora de libros como La inutilidad del sufrimiento y Lo mejor de tu vida eres tú, alerta sobre las técnicas de captación poco éticas por parte de algunos profesionales de las pseudoterapias: “Suelen tener un márketing fantástico, ofrecen testimonios que pueden ser reales o no y que, en ese momento en el que las personas  están tan afligidas, terminan siendo muy peligrosos para ellas. Los problemas psicológicos no pueden tratarlos quienes no sean especialistas, y que no sean licenciados o graduados en Psicología”, recalca Álava, que alerta de la poca moralidad de estos individuos: “En otras profesiones es raro que ocurra porque está más legislado. Suele ser gente con pocos escrúpulos y que han visto como un nicho de mercado y una posibilidad de negocio y se ponen a ello, siendo personas que han aprendido a manejar las emociones”.

Álava, en declaraciones a “Redacción médica” denuncia también la laxitud de la normativa española: “Tenemos un problema importante. Ahora mismo en España no hay una legislación que nos ampare y que exija una serie de requisitos mínimos para que todos aquellos con algún tipo de dificultad desde un punto de vista psicológico sean evaluados y tratados por personal especializado. En este momento, cualquier persona que diga que es coach o terapeuta, se considera que puede hacerlo. Y así es muy difícil que podamos defendernos”.